Buscar este blog

jueves, 3 de enero de 2019

OTRO AÑO, OTROS MOMENTOS

Mucha gente habla del nuevo año 2019...puès yo también. Se   mencionan nuevas metas, resoluciones, pensamientos de avanzada y la verdad creo que no hay que esperar las 12 campanadas para dar un cambio en la vida. Estamos en constante cambio cada día que pasa y cuando llega el 1 de enero ya hemos cambiado sin darnos cuenta, durante 12 meses poco a poco. En lo personal, siento que cada día de mi vida aprendo, cambio, resuelvo y sigo adelante de la forma que puedo.

Este diciembre no fue un diciembre usual, mientras la calle estaba en pleno festejo desde que comenzó el mes, tuve muchas cosas que me alejaron de la celebración . La vida siempre sigue, mientras unos ríen y otros lloran. Si duda la vida no deja de seguir caminando y muchas veces con sus pasos más acelerados. Aun así, traté de verle el lado amable a todo lo que me tocó.

En general, el 2018 fue un año no movidito, si no, movidón! Cuando ya pensaba que la paz volvía a visitarme, otro movidón se me presentaba. Como no me gusta andar llorando por donde camine por cada susto que tengo, mantuve mi sonrisa de puertas afuera y seguí adelante. Esa costumbre que tengo de  seguir adelante ante lo que venga, me hace poco tolerante ante quienes se quejan sin parar y no intentan solucionar porque me parece que el quejarse los nutre para no salir de lo que tanto les molesta. Ese cuento de la famosa catarsis me parece un abuso, como he mencionado otras veces, porque eso se hace en la consulta del psicólogo para tener solución  y no estar dale que dale con el entorno. Quizás hay más personas de lo que imagino, necesitando que se les tenga compasión porque esa sensación les gusta. Bueno, a mi no.

El 2018 me parece una pesadilla, sacando de eso a algunas cosas que me hicieron feliz, como el ver a una amiga  muy querida, que vino de paso y compartimos unas horas. Como recibir ayuda de gente desconocida que lograron mucho en mí y no lo saben. Lo malo fue despedirme de tantas personas que fallecieron una tras otra. Nunca había ido a tantos sepelios tan seguidos, como si la gente se hubiera puesto de acuerdo para morirse. Unos como consecuencia de enfermedades y otros repentinamente. Despedir a la gente que quieres, es algo a lo que tengo que acostumbrarme porque con mi edad, cada día será más frecuente si no es que soy yo la que se va al otro mundo antes que los que quedan. En cada funeral las cosas fueron tan distintas que me hizo pensar en el real cariño de quienes nos rodean y de las ganas de figurar que tienen otros hasta con el difunto enfrente. Comentarios absurdos que debieron ahorrarse algunos y actitudes infantiles y poco serias de otros que no entienden, por ejemplo, cuándo es el momento de cerrar un celular. Sin duda, con los años pierdo la paciencia ante lo absurdo y ante la inmadurez de gente que se supone que ya deberían saber cómo comportarse. Pues sí, estoy perdiendo esa paciencia que tuve ante lo absurdo porque ya no somos menores de edad.

Cada año que va pasando, cada mes, cada día y cada hora, siento que los momentos vividos nos hacen encaminarnos hacia algún rumbo. Nos conocemos más a nosotros mismos y vamos seleccionando momentos, lugares y gente que queremos que nos acompañe en el camino. No hay que esperar esas doce campanadas para decidir, ni para pensar. Se tienen todos los días de nuestra vida mientras estemos aquí. Así es que 2019... sigo evolucionando y lo único que me hace pensar en ese número tuyo es la agenda linda que me regaló mi amiga Regina y que tengo que ir anotando las cosas pendientes que tengo, porque si no anoto, soy mujer muerta, bueno...sigo viva pero me muero si no anoto porque se me olvida después jaja.

Los años seguirán pasando, de eso todos estamos seguros, habrán momentos buenos, momentos malos y regulares. Sonreír se hace imprescindible para seguir adelante, porque aunque no me crean, con cada sonrisa, el peso disminuye de alguna manera. La culpa de lo bueno o lo malo, no la tienen los años que inician ni los que terminan, somos nosotros, las personas, quienes hacemos los momentos cuando llegan esas situaciones buscadas o fortuitas.. A unos les gusta alegrar y a otros todo lo contrario. Seamos del primer grupo y confiemos en que ante cada mala situación, siempre vendrán tiempos mejores.

LA ROSA Y EL RECUERDO

  Todo cambia dìa a dìa. Las costumbres, los amigos, la mismìsima vida. Es allì, durante ese cambio, que nos detenemos a pensar en lo que fu...