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miércoles, 25 de enero de 2012

EL COCINADITO

Mi afición o insistencia a la cocina data desde una edad muy temprana. Inicié mi arte culinario haciendo dulces con la espuma de afeitar de mi papá, los cuales decoraba con pimienta para darle, digamos que algo de movimiento. Utilizaba mis platitos chiquitos del juego de té y luego lo mejor llegaba cuando, al terminarlos, le ofrecía al dueño de la espuma uno de mis decorados dulces, que de paso me seguía la corriente haciendo ver que los probaba, cosa de la que me daba cuenta y jamás entendía yo, que no los probara de verdad...ahora lo entiendo y hago lo mismo.

Ya más grande , me metí en el colegio al club de cocina, donde de supone aprendí a hacer no solo pasteles, si no, otras cosas que no me dejaban hacer en la casa, pero que me he dado el gusto de hacer, ahora que tengo mi propio territorio. Lo único que me permitían hacer en casa de mis padres , era precisamente los pasteles. Mi papà decìa que mi sueño dorado era hacer uno para que èl se lo comiera..y era verdad!!! solo que estos había que comérselos a más tardar 15 minutos salidos del horno, porque simplemente quedaban petrificados despuès de ese tiempo, cosa que descubriò Edgardo Mayorga un dìa que llegò a visitarnos con su mamà, su hermana y primos; yo estaba muy emocionada con mi nueva creación, la cual me elogiaron mis amigos , puès lograron comer antes de los 15 minutos; cuando pasó el tiempo digamos que reglamentario, fue que "el Gardito" hizo el des cubrimiento que ha resultado más que memorable, pero debo agregar que elogió mucho el pastel antes que se solidificara al extremo e hizo la recomendación seria de comerlo casi que con reloj en mano.

Un buèn día colguè los guantes y decidì no hacer uno màs, puès hasta los de caja me salìan rarìsimos.Pasaron los años y me casè. Fue entonces que retomè la cocina y las enseñanzas del club del colegio. Pero el roomate no comía nada!!! Entonces empecé a incursionar en el mundo del disfraz, puès todas las comidas se las disfrazaba y al final acabó comiendo de todo sin notarlo, juro que nunca le he hecho ninguna maldad, a pesar que cuando tomó gazpacho la primera vez, me pregunto con susto que si era alguna venganza. Con todo y sus quejas, un buèn día decidí hacer tacos, a mi juicio me quedaron muy bièn y mi acompañante los disfrutò mucho, solo que al final de la comida me dijo: "BUENÌSIMOS TUS TACOS CANADIENSES!!". A pesar de no haber intentado hacerme la mejicana, puès no veo por dònde, ya que de México, lo que tengo son a Marta y Gilda, reconozco que me molestè. Con los años ya me parecìa chiste y en la actualidad me declaro la creadora con todo respeto, de los "tacos canadienses"; por cierto que en el ùltimo cumple de mi hija, ese fue el menù y una de mis sobrinas de 8 años, me dijo que con gusto se los comerìa por que eran del paìs de Justin Bieber...yo..puès..no quise desilusionarla y menos cuando me dijo que comerìa màs de uno por ese motivo. Los adultos preguntaban si eran de Toronto o de dònde, les "expliquè" que los de pollo eran de Quebec y los de porotos eran los de Toronto. Con todo y el chiste hasta repitieron. Luego, les aclarè que un mejicano amigo del roomate dijo que todo lo que se enrolla es taco, con lo cual advertì que me habìa acogido a esa enmienda y no habìan reclamos, que bièn han podido ser rumanos los tacos y si llenan los requisitos de la enrollada, pasan la prueba. 

Una vez enfrentada la prueba del taco, decidí enfrentar mis fantasmas azucarados y me lancé al super a comprar mis cajitas de hacer dulces. Finalmente mi estimada Betty y Pilsbury, me dieron la mano y ya me volví experta, ya hasta los hago de tres niveles, montaditos pero son tressssssss. Les agrego licores, los decoro graciosos y le invento más cositas con lo cual puedo dar por cerrado el trauma infantil del dulce, ya se pueden comer a la hora que sea, saben muy bien a pesar del toque personal y hasta he tenido mi par de pedidos!

La verdad , la vida se me hace corta para algunas cosas y larga para otras, pero corta o larga, hay que hacer lo que nos guste, intentar mejorar los errores culinarios o de la índole que sea, tratar de que las cosas diarias también nos hagan sonreír y sobre todo, ser tenaz cuando decidimos hacer algo bueno...después de todo...mis dulces ya superan a mis tacos.

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